top of page

Testimonios.

 

Experiencia y proceso de algunas personas tras tomar terapia particular

o hacer una sesión puntual. 

    Me encontraba estancada en mi vida, a pesar de aparentemente tenerlo todo. Aún así no era feliz con la gente que me rodeaba, o eso creía yo. Recomendada, me animé a probar la terapia, y descubrí que no era feliz conmigo misma, me sentía triste, necesitaba encontrar una salida de escape a mi situación.         No era yo. Quería agradar a todo el mundo: marido, hijos, padres, hermanos, amigos y no lo conseguía, yo creía que no podía. Y me sentía agotada.

Con la terapia encontré mi paz interior, me hizo darme cuenta de lo que soy, de lo que tengo y de lo que quiero en la vida, conociendo mis límites como persona: no soy súper-woman, ni súper-mamá.

    La terapia también me ayudó a ver otros puntos de vista de una relación, la mía con mi marido. Pasábamos por una mala racha y yo no era capaz de afrontarla porque mi autoestima estaba por los suelos. Las sesiones me ayudaron a quererme, a comprenderme, a aclararme lo que buscaba en la vida, en las relaciones con mis seres queridos, a ser yo misma con lo que ello conlleva: a veces agrado y otras no, yo o mis actos, ¡pero soy yo!, no aquella persona que vivía al límite por los demás.

    Me ayudaron mucho los ejercicios que me mandaba la terapeuta para exteriorizar mis sentimientos sacando lo peor de mí, eso que no te atreverías a decir en voz alta …  Me sentí muy arropada ya que entre sesiones recibía mensajes y ánimos de parte de la terapeuta, sin dejarme sola en ningún momento.

    Hubo momentos durante la terapia que me sentí estancada y a punto de tirar la toalla, no veía resultados; pero seguí y con los meses vi los resultados y comprendí que mi situación no se solucionaba de un día para otro.

    Hace ya más de 2 meses y sigo con una actitud positiva, tal y como me enseñó, cuestionando las cosas desde una visión que antes yo no tenía. Aprendí a tener las cosas claras, lo que quiero, lo que busco en la vida y lo que siento.

    No puedo comparar terapeutas porque fue la primera vez que recibía terapia, pero me gustó mucho su actitud, sus puntos de vista, su tono suave, su comprensión y pequeños detalles que me hacían sentirme importante.

G.P.  -  Canet de Mar  

15 sesiones de terapia en 6 meses.  Acabamos en Enero 2015

    Durante un curso de Coaching en el que nos conocimos, esta chica me explicó algo bastante desagradable y muy desgastante que le ocurría hacía años con su ex, el padre de su hijo. Estaba con ese tema en permanente (digamos que) alerta, tensión y remordimiento.

    Le hablé de la técnica EFT con la que atiendo diversos asuntos de la gente que viene a mi consulta.  Le expliqué cómo va y le envié por correo la hoja del protocolo de acción. Pasadas un par de semanas, esto me escribió por whatsapp:

    “Puse en práctica la técnica que me enviaste. La he hecho dos noches seguidas. Te diré que no sé si arrancó mi remordimiento porque, como sabes, me alejo de todo aquello que me lo recuerda, pero te diré que desde entonces, duermo mucho mejor, la noche entera, y cuando me levanto siento bienestar. Y eso para mí ya es bueno. Con los días, pienso menos en aquel tema.            Gracias por permitirme conocerlo”.

M.G.   -   Barcelona   -   Agosto 2014

(Aplicó el procedimiento por sí misma tras mi explicación)

 

    Hace cuestión de un año, me encontraba en un momento de mi vida en que no encontraba solución a nada. Me encontré en mi peor momento personal. Todo me hacía sentir mal. Todo me hacía sentir la peor persona.

A raíz de estar en terapia con psicólogos y que todo siguiera igual o peor, mi madre me propuso la opción de hacer unas sesiones distintas, en las cuales yo no creía para nada.

Empecé las sesiones y desde la primera sentí una mejoría increíble, a raíz de la cual noté como muchas malas energías o malos pensamientos que tenía acumulados desde hacía muchísimos años estaban saliendo. Cosas o situaciones a las que yo no les había dado importancia, y sin saber por qué, estaban saliendo, y junto a las técnicas que me hacía la terapeuta me hacían sentir mejor. 

A todo esto se le unía el hecho de escribir todo lo que sentía, todo lo que me producía. Creo que ese tiempo que duraron las sesiones ha sido cuando más he llorado en mi vida. Pensamientos muy dolorosos, pero que de golpe, ahora sí, se iban alejando y olvidando (perdiendo peso en mi vida, liberando mi presente de emocionalidad).

    Lo que realmente me sorprendió, y vi que era muy real la efectividad de esta técnica, fue referente a una persona de la que yo estuve muy enganchada, y que realmente los años que estuve "a su lado", lo pasé muy mal, y hasta hace un año su recuerdo me seguía haciendo mucho daño. Luego de haber trabajado este tema en la terapia, lo que pasó fue que un día iba por la calle con mis hijos y de golpe vi alguien a lo lejos, lo veía borroso. Y cuando pasó por mi lado no me di ni cuenta que era aquella persona. ¡Me lo dijo una amiga que estaba a mi lado! Ese día aluciné, porque no le había reconocido, había perdido la importancia que antes tenía, y yo me sentí genial. Como en este caso, me ha pasado con muchas situaciones distintas que trabajé en las sesiones.

    Quiero recalcar que yo no creía para nada en este tipo de terapias, me parecían una pérdida de tiempo. Y gracias a Yolanda, a quien estaré eternamente agradecida por todo lo que me enseñó y por su trato tan personal y tan cercano, vi que es la mejor terapia que pude tener. Ya que en ese momento estaba yendo a un psicólogo, él mismo me dijo después de la primera sesión con Yolanda, que dejara de ir con él y siguiera con ella, porque con ella, en una sesión, había sacado infinitamente más que con él en 10. 

    Desde que realicé estas sesiones, hace ahora 5 meses,  tengo que decir que todo fue a mejor, yo me he sentido mejor, me empecé a querer, a creer en mí misma. Fue realmente increíble. 

Después de esto, me he ido encontrado con situaciones que en otro momento hubieran supuesto un bajón en mí, pero intento pensar en todo lo que trabajé durante esa terapia, en ver las cosas desde otro ángulo, en no creer que todas las dificultades o las situaciones tengan que suponer un problema. 

    Se lo he dicho a mucha gente que conozco, y gente que me conocía que vio el cambio que hice en tan poco tiempo. Para mí fue una salvación y un aprendizaje para mi día a día.

A.N.  -   Canet de Mar  

10 sesiones de terapia en 3 meses (+ 2 sesiones extra en 2 meses más).  Acabamos en Mayo 2014

   

     Yo estaba en paro habiendo renunciado a mi trabajo en el área sanitaria porque ya no me satisfacía. Una amiga me hablaba de hacer alguna terapia alternativa para tratar mi desconfianza e indecisión de iniciar un trabajo por mi cuenta, en lo que más me gustaba, además de mi inconformidad con algún otro aspecto de mi vida.

     Un día me dio el número de Yolanda, yo la llamé y quedamos para conocernos y hablar. El día llegó, y le conté lo que me ocurría. Ella me hizo preguntas que me hacían pensar y me ofreció hacer el Rebirthing. Me explicó en qué consistirían las sesiones de trabajo y comenzamos.

     Al principio yo hacía lo que me decía, y volvía a la siguiente sesión sin mayor cambio en mí. Pero sobre la cuarta sesión lo noté. Me di cuenta que mi manera de ver y de reaccionar ante ciertas cosas había cambiado, y que esos cambios me gustaban. Y continué con las sesiones hasta que en consenso ambas decidimos que ya podía seguir por mi cuenta.

     Tratamos algunos temas como la influencia de mi Nacimiento en mis patrones de pensamiento y hábitos de conducta, la Ley Personal y el Propósito de Vida. Me dejaba “deberes”: ejercicios y lecturas para hacer entre las sesiones.

     Resumiendo, poco a poco yo me sentía cada vez más segura de mí, más confiada en que sabría hacer lo adecuado. Y con una visión más clara de lo que quería y hacia dónde y cómo. Y me sentí acompañada en todo momento durante el tiempo que acudí a ella.

     Al poco tiempo, con 2 amigas, iniciamos un negocio. Claro que ha tocado sortear dificultades, pero hoy todavía sigue en pie y me satisface.

E.M.   -   Vilassar de Mar  

(11 sesiones en 3 meses) Acabamos en Abril 2006

 

    Durante el verano llevaba días alternativos con dolor de ciática, pero de pronto, en medio de una comida entre amigos, me puse fatal con un dolor insoportable que ni me permitía sentarme ni estar erguido.

    Me ofrecieron una pastilla potente, pero Yolanda (amiga de mi amiga) me sugirió darle 15 minutos para un procedimiento fácil sin tener que medicarme. No la conocía pero accedí porque mi amiga me instó a probarlo.

    Nos tomó casi 30 minutos, pero aseguro que valió la pena, aunque admito que en ese momento yo mismo no me lo creía… ¡Repitiendo ciertas frases (que me hicieron reflexionar sobre un asunto que venía preocupándome) y con unos toquecitos con los dedos en ciertos puntos de cara y manos… el dolor intenso fue disminuyendo rápidamente hasta quedar en una leve molestia! Al final del día me encontraba como si nada hubiera pasado.

    Por cierto que ya hace 6 meses y no me ha vuelto a molestar la ciática. ¿Coincidencia? Yo no lo creo. Con la hoja del protocolo que entonces Yolanda me sugirió descargarme de su Web, fácilmente me hago Tapping cada vez que siento cualquier malestar o incomodidad física. ¡Y funciona! Yo no tenía idea hasta entonces de esa técnica. Pero en Internet encontré mucho más y me estoy planteando asistir a  un curso de un día para aprender más.  

    ¡Muy agradecido a Yolanda y a la técnica!

J. M. –  Barcelona  

(Ni media hora de tratamiento -  Septiembre 2014) 

    Yo pasaba por una falta de autoestima y lo que no podría llamar depresión, pero sí una decadencia emocional entorno a todo aquello que tenía o me rodeaba. La verdad es que no tenía ganas de nada y tenía que hacerlo todo. Me ocupaba el día con muchas cosas, iba todo el día agobiada, con estrés, con nervios, quejándome por sentirme cómo un títere de todo el mundo, de mi familia, de mi pareja, de mis amigos, hasta de mi propio reloj. Todo me irritaba y aunque yo fingía no sentir ni padecer nada, por dentro me iba haciendo cada día más chiquitita.

    Quise iniciar la terapia del Rebirthing por recomendación de una conocida mía que hacía tiempo que la realizaba y que día a día le iba dando nuevas satisfacciones.

    Saqué muchas cosas que llevaba dentro de hacía mucho tiempo y que no sabía que tenía. Además, me sirvió para empezar a controlar mi estrés. Acto seguido, iniciamos la EFT, tenía muy buenas referencias sobre ella y fue la terapia que me ayudó a cambiar mi vida. Poquito a poquito, he sido aquella persona que anhelaba que volviera.

    La parte más dura de esta terapia era afrontar aquello que tenía miedo, aquello que no quería recordar y que hacía tanto tiempo que estaba guardadito en un lugar muy profundo de mí.

    De sesión en sesión tocaba hacer deberes, ya fueran cartas a individuos que ya no se encontraban en mi vida, a seres queridos fallecidos, a familiares, a compañeros de vida; listas sobre todo aquello que odiaba de mí misma; preguntas en relación a mi estrés, etc. Los deberes siempre los afrontaba con miedo. Miedo a volver al estrés y la ansiedad de la que he hablado anteriormente al recordar episodios desagradables. Miedo a afrontar aquello que no quería ver. Miedo a no encontrarme o encontrarme demasiado. Miedo al rechazo de los demás por poner aquello que yo quería ante lo que querían los demás. Miedo a encontrarme a mí misma de nuevo y que al volver, no me gustaba lo que era.

    La terapia me ha ayudado en muchos aspectos de mi vida. Antes de empezarla, sentía asco por mí misma, ya fuera por el peso, por la forma de ser, por mi manera de actuar. Sentía que sería repudiada por todo el mundo, y la única persona que me repudiaba era yo. Actualmente mi vida ha cambiado, aunque de vez en cuando tengo lo que yo llamo una pequeña recaída, es decir, un momento en el que después de una discusión o de algún hecho en concreto pienso que no valgo nada, a los 5 minutos, me acuerdo de que yo valgo mucho más que eso, y me animo de nuevo. Actualmente puedo salir a la calle sin maquillaje, con una coleta, con unos leggins, un jersey ancho y bambas y no me afecta el pensar que no voy perfecta como para ser vista.

    Durante el tiempo de terapia la verdad es que descubrí todas esas cosas que no sabía que tenía dentro. Inicié la terapia por un problema, pero resulta que de ese problema surgieron todos los ocultos que se encontraban detrás y que eran los verdaderos problemas que me quitaban el sueño. ¡El sueño! otra cosa que fui recuperando a medida que hice la terapia. Antes de empezarla era incapaz de dormir dos horas seguidas. Actualmente, duermo toda la noche del tirón.

    Me gustaría comentar que en mi caso llevaba dos años con terapia psicológica una vez al mes. Me daba la sensación que llevaba tiempo estancada. Y cuando más se afianzaba esa opinión, llegó Yolanda. La verdad que para mí fue una salvación y considero que fue muy rápida mi terapia. Cada vez se notaban más las mejorías. Yo me quedaba impactada, no me reconocía a mi misma después de tanto tiempo.

    De Yolanda sólo puedo decir que es muy buena como terapeuta, pero es mejor aún como persona. A mí en parte lo que me ayudó, fue sentir a una amiga cerca, a alguien que me quería y que quería lo mejor para mí, no sólo una persona que escuchaba porque esa era su función. La verdad que no sé nunca cómo le voy a agradecer todo lo que hizo por mi :)

S.N.  -  Canet de Mar  

11 sesiones de terapia en 5 meses.  Acabamos en Julio 2014

      Tuve una experiencia  que cuento con gusto, pero que no sé explicar. Me encontré en la calle con Yolanda, a quien conozco hace casi 10 años, y ante la típica pregunta-saludo de “¿Cómo estás?”, le comenté algo así: “¡Tengo un dolor de riñones tan fuerte, pero claro, tiene que ser porque me he tirado más de un día haciendo cambio de temporada en los armarios y aproveché para limpiarlos y vaciar de lo que ya no usamos. Y así estoy!” Yolanda me propuso pasar a la tarde un rato por casa para ayudarme a aliviar el dolor. Yo sólo quería llegar a mi casa, tomarme algo y descansar, pero ella me insistió y aseguró que acabaría muy relajada, y le dije que sí.

      Vino, pero yo no sé qué pasó. Supuse en ese momento que tenía unas manos especiales. Se lo dije. Ella me hacía con los dedos unos golpecitos repetidos por el cuerpo y me hacía repetir en voz alta algunas cosas que me decía. No sé bien en qué momento sucedió, pero yo estaba relajándome tanto que llegó un momento que me costaba un mundo seguirla en repetir las palabras y mantenerme despierta.

      De pronto me preguntó por mis riñones, y para mi sorpresa no pude más que decirle “¡Ya no está!”. De verdad que busqué ese dolor que tenía tan fuerte hacía nada, y no lo encontré. Recuerdo que entonces ella me dijo: "¡Pues venga, date una ducha caliente y a la cama a dormir!" Y sí, ella se fue y eso hice.

      Si no me hubiera sucedido a mí, no sé si me lo creería, pero no puedo negármelo a mí misma. Siempre que hago muchos esfuerzos físicos me canso y me molesta la espalda, pero ni hablar del dolor en los riñones de aquel día.

M.R.  –   Sant Pol de Mar   

(20 minutos de tratamiento en Junio 2011) 

 

bottom of page